lunes, 2 de abril de 2012

Sangre en el ojo, de Lina Meruane, Eterna Cadencia, 2012, Buenos Aires.72$
Las infantas, de Lina Meruane, Eterna Cadencia, 2010, Buenos Aires. 47$




La niñas, la oscuridad y el amor

     Lina Meruane es chilena, nació en Santiago en 1970. Ha publicado las novelas Póstuma (2000), Cercada (2000) y Fruta podrida (2007). Es profesora de Literatura y Cultura Latinoamericana en Liberal Studies Program y da talleres en el Máster de Escritura creativa en Español de la Universidad de Nueva York. La editorial y librería Eterna Cadencia ha publicado en Argentina dos libros suyos: Las Infantas (2010), un volumen de cuentos publicado originalmente en 1998, y su última obra, Sangre en el ojo (2012), una novela que se publicó simultáneamente en Chile y España.
     Las Infantas es un libro que contiene once cuentos breves, y uno más extenso, dividido en diez partes. Los cuentos están narrados en primera persona, todas mujeres, muchas niñas o adolescentes, que describen pequeñas historias actuales desde una mirada parcial, cargada de erotismo, manías y situaciones inquietantes. La historia más extensa, que recorre todo el libro, trata sobre dos hermanas, Greta y Blanca, que huyen de un palacio, y el recorrido que cada una hace desde que se separan hasta que vuelven a encontrarse. Todo transcurre en un universo que recuerda los libros de cuentos infantiles, sobre todo de clásicos como Perrault -a quien incluso se cita-, y donde aparecen brujas, castillos, tabernas, lobos, y hasta doce enanos.
     Sangre en el ojo comparte algunas características con Las infantas. La recreación de una particular mirada femenina, en primera persona, es la principal. En este caso la narradora es una mujer de edad mediana, docente y chilena, que en Nueva York ha sufrido un severo problema en un sus ojos. Ciega temporalmente, Lina o Lucina, cuenta cómo vive durante el período en que se agrava su enfermedad. Los diagnósticos del oftalmólogo, la relación con su novio Ignacio, la visita de ella, y después de su novio, a la casa paterna en Chile. Luego la operación y el escalofriante desenlace.
     En una estructura clásica, se cuenta una historia pequeña, que nada más incluye el núcleo familiar y a algunos amigos como personajes secundarios. Recargada por el particular análisis que la protagonista hace de los hechos, con un estilo barroco, se pone en juego también la cercanía entre la ficción y la inevitable referencia a la autora, ya que comparten características, nombre y enfermedad.
     El tema central es la intimidad del amor puesto a prueba en medio de esa enfermedad. Cómo sobrevive una pareja al dolor y la desesperación. En qué se modifica la relación, cómo mutan las roles. Cómo los afecta en su vida social. También está el asunto de la percepción del mundo después de haberlo visto, y la reconstrucción desde su recuerdo. Viajes a oscuras por Santiago narrados por la enferma como si estuviera viendo el paisaje, rostros perdidos que se quieren recuperar con el tacto, voces que describen expresiones.
     Una novela densa, con una historia trágica, que no da respiro ni tregua. Una historia de dolor contada con un lenguaje cargado, que logra que el lector se desespere y sufra como la protagonista.

lunes, 12 de marzo de 2012

Los peligros de fumar en la cama, de Marina Enriquez, Emecé, 2011, Buenos Aires.

Ni cumpleaños ni bautismos, otra cosa

     Creo adivinar que los cuentos de este libro pertenecen a dos ciclos narrativos diferentes. O momentos. O épocas. Como se los quiera llamar. Los primeros cuentos, la mitad exacta, que son seis, serían fantásticos, cosas extrañas, distintas a lo que llamamos realidad. La segunda mitad, más intensa, mucho mejor, acaso similar a la construcción en la que vivimos, tienen otra tensión, y seguramente fueron cuentos escritos después.
     Revisé La joven guardia, una colección de cuentos de jóvenes narradores argentinos del 2005, a cargo de Maximiliano Tomás, y encontré El aljibe. Lo recordaba. Un cuento inquietante, que me ayuda a sostener lo anterior. La autora ya lo había escrito en ese entonces. También ayuda que este sea su primer volumen de cuentos, que suelen juntar producciones de distintos momentos. Enriquez publicó, antes, dos novelas, Bajar es lo peor (1995), y Cómo desaparecer completamente (2004).
     Lo dicho, en la primera mitad nos encontramos con El desentierro de la angelita, en el que el fantasma de un tía abuela persigue a una adolescente de ciudad. La Virgen de la tosquera, en el que dos amigas envidiosas de una tercera la dejan abandonada cuando es atacada junto a su novio. El carrito, sobre un barrio que cae en desgracia luego de agredir a un mendigo. El aljibe, referido a una niña que crece soportando una maldición que conocía su familia. Rambla triste, único situado en el contexto de una ciudad extranjera, Barcelona, en el cual se narra el acoso de los fantasmas de unos niños. Y El mirador, en el que una mujer que visita un hotel en Ostende se encuentra con un viejo fantasma.
     Son cuentos en los que no se duda de la existencia de fantasmas, o hechos extraordinarios que alteran la vida cotidiana. Bien contados, que logran clima, aunque hay veces que el léxico juvenil, barrial, de la primera persona, está demasiado marcado.
     A partir de Dónde estás corazón, todo cambia. Es el mejor cuento a mi criterio. Perturbador, avanza descubriendo un mundo nuevo, situaciones extrañas. Una mujer joven encuentra la razón de su vida, lo que la altera y la excita, en las personas enfermas. A partir de ese descubrimiento, pasa de los libros a la vida real y se narra una historia inquietante. Quizás lo peor sea el final, pero también es cierto que todo indica que a la autora no le quedaba otro remedio que escribirlo de esa manera.
     Luego viene Carne, en el que se cuenta sobre dos fanáticas caníbales de un cantante llamado Espina. El excelente Ni cumpleaños ni bautismos, segundo en el podio a mi parecer, y merecedor de título de tapa. Narra la historia de un aficionado al cine que decide ofrecer sus servicios para filmaciones raras, y sobre una clienta que lo contrata para filmar un extraño caso. Chicos que faltan, cuenta la vida de la encargada del registro de niños extraviados de la ciudad y los hechos que suceden cuando comienzan a aparecer todos juntos. Los peligros de fumar en la cama, un texto corto, que pretende mostrar un mundo de enfermedad y soledad. Y por último Cuando hablábamos con los muertos, en el que un grupo de amigas adolescentes interrogan a la tabla ouija sobre desaparecidos.
     Lo que marca la diferencia entre los primeros y los segundos es la tensión de lo no resuelto, mientras en los primeros los fantasmas son un hecho, en los segundos se insinúan, se sospechan, lo desconocido está ahí, acechando. La intriga los hace mejores.
     Después hay otros asuntos. Como el hecho de que casi siempre los narradores y protagonistas sean femeninos, y muchas de esas veces se trata de una extraña voz plural, una especie de narrador en segunda del plural, que retrata un grupo de mujeres o al menos las ideas y formas de ver las cosas de dos amigas.
     También es una cuestión extraña que detrás de todo el universo fantástico emerjan los temas más crudos de la realidad argentina. Los desaparecidos de la dictadura, la trata de mujeres y niños, la vida de los emigrados argentinos en el exterior, el fanatismo adolescente por los músicos, la pobreza de los cartoneros, el culto a los santos paganos.
    Un libro complejo, amplio y profundo, con momentos de extraña lucidez.

martes, 28 de febrero de 2012

Wokolda, de Lucía Puenzo, Emecé, 2011, Buenos Aires.



Nazis en la Patagonia

    Ahora que he reseñado a distintos autores, no a través de un solo libro sino de varios, me parece injusto emitir juicios demasiados terminantes cuando leo una sola obra. Tiendo a ser más indulgente. O será justo. No sé bien. Esta es la quinta novela de Lucía Puenzo, y también ha dirigido dos películas. Mucho obra para una persona que aún no tiene ni cuarenta años.
    Wokolda parece un guión. No es algo malo. Lleva a una lectura veloz, atrapante, que interesa desde el primer momento. Casi no hay descripción, muy poca, detalles como apuntes de las locaciones, del vestuario, o de los gestos de los actores-personajes. No molesta, es un estilo que funciona muy bien. Tampoco hay casi recursos digamos poéticos, comparaciones, metáforas, muy pocas.
    A ese estilo se le suma la elección de un personaje muy conocido, Josef Menguele, un científico nazi que huye por distintos lugares de la Argentina y que se encontrará con una niña que considera digna de estudio.
    La historia transcurre en dos partes. El principio, unas sesenta páginas, pasan muy pocas cosas. Menguele huye de Buenos Aires, hace noche en un pueblo de ruta desde donde partirá hacia Bariloche. Allí ve por primera vez a Lilith, y emprenden el viaje, pero los sorprende la lluvia en medio del camino y hacen noche en casa de una familia de descendientes de mapuches. Las diferencias quedan en evidencia desde el principio, y mucha más después de algunos hechos.
    Cuando llegan a Bariloche José logra instalarse en la posada que regentean sus compañeros de viaje. Allí comienza una historia distinta, que comienza en una sorda desconfianza y culmina con una familia entera confiando sus vidas al científico cuando nacen las gemelas. En medio, se describe la comunidad nazi en la Patagonia, los experimentos y su sostén ideológico, algún resabio de tensión sexual entre el adulto y la niña.
    Me queda por último analizar el hecho de que la autora elija un personaje histórico como centro de la ficción. Es un asunto difícil, los huecos para llenar con la escritura son muchos, y Puenzo lo hace bien. No es una novela muy escrita, es una historia bien escrita. Hay una diferencia, inexistente para quienes no se interesan en temas literarios. El resultado es bueno. Seguro hacen una película.

jueves, 23 de febrero de 2012

Una noche con Sabrina Love, de Pedro Mairal, Clarín Aguilar, 1998, Buenos Aires.
El año del desierto, de Pedro Mairal, Interzona, 2005, Buenos Aires.
Salvatierra, de Pedro Mairal, Emecé, 2008, Buenos Aires.

            

    Mucho Mairal
    Es una reseña sobre sus tres novelas, publicadas en el plazo de diez años. La fundamental es El año del desierto. Ya han pasado cuatro años desde la última, lo que lleva a pensar en si Mairal estará escribiendo la próxima. Esperemos que sí. Yo voto para que Mairal deje de lado la máquina de escribir artículos, poesías y cuentos, y agarre la de las novelas. Es más pesada, más incómoda, pero la que él tiene escribe maravillosamente bien. Lo repito, voto por mucho Mairal, por muchas novelas.


    El amor según pasan los años
    Sobre Una noche con Sabrina Love
    Hace más de doce años que sabía que este libro estaba en la Biblioteca Municipal, lo compraron cuando ganó el Premio Clarín y quizás por eso mismo no me interesaba. Hoy leo sus primeras cuarenta páginas y me sorprende. Qué pedazo de escritor parece ser Mairal. Me había llamado la atención, en alguna solapa, la cantidad de traducciones que tenía su obra. Ahora creo entender.
    Es uno de los mejores inicios que recuerdo entre tanto libro de escritor nuevo. Un joven saliendo de su pueblo, sin dinero, hacia la aventura y el sexo, en medio de una inundación por la crecida del río. El ojo atento al detalle, el oído abierto a las voces y sus diferencias, la mención lateral a la historia del protagonista.
    Después cae un poco, pero logra recuperar el terreno en la fiesta de disfraces, en la historia de un amigo gay que le miente a sus padres, y con una nueva historia de amor. Narra todo el tiempo, va y va, literatura pura.
    La leí en un rato. Es corta. Se qué hicieron una película. No me gustó pensar en Cecilia Roth como Sabrina Love, pero no importa. Es tan buena la novela que lo soporta todo, incluso los años.
    Ahora voy hacia El año del desierto. Pero el inicio de Sabrina, uf, una clase. Y después el interior, la ciudad, las personas y su historia, el amor y el sexo, está todo, todo.
    Ah, quería decir que Bajo este sol tremendo, de Busqued, me pareció la misma novela. No lo mismo, pero casi la misma, aquella más oscura, esta de Mairal, más alegre. Y también que me hizo acordar a The Truman Show, esa película en la que el héroe también quiere escapar y está rodeado de agua.


    En el país del futuro y en el otro
    Sobre El año del desierto
    Es la novela más importante de Mairal. Y es una novela muy importante más allá de Mairal. Una novela de las que quitan las ganas de escribir. Porque eso hacen los buenos libros. Yo no soy de los que piensan que los grandes autores te incentivan. Por el contrario, a los buenos dan ganas de putearlos bien puteados y de tirar todo. Muestran la obviedad de las cosas, la necesidad de cambiar de oficio. Dan ganas de apagar la computadora y salir a caminar. De dejar de leer, de dejar de pensar en tramas, en frases y en personajes.
    La historia es sencilla. Una secretaria ejecutiva del centro porteño nos cuenta la historia. La “intemperie”, que no sabemos bien qué es, está llegando desde el interior del país hacia Buenos Aires. Ello implica migraciones masivas ocupando las calles, y una especie de guerra civil en las que los nuevos ocupantes son desalojados, mientras se cierra con un cerco, primero la ciudad, y luego los propios edificios. De ahí en más el texto tiene distintos capítulos en los que se cuentan situaciones muy diferentes.
    En “Como un fuerte” se narra la etapa en la que los edificios se fortifican, y la vida que allí llevan los vecinos, las jerarquías, los problemas, los miedos, las ideas que tienen las personas encerradas. En “Un mismo cuerpo”, la protagonista, María, lleva a su padre enfermo a un hospital y lo cuida hasta que muere, mientras trabaja como enfermera. En “Un cometa” alcanza el exterior, anda perdida, sin comida ni trabajo, hasta que le dan para limpiar un albergue y conoce a Catalina y su novio Gabriel, que serán luego sus compañeros de viaje. En “Ocenan Bar”, otra vez sin trabajo, María entra a un cabaret a trabajar de prostituta, hasta que logran escapar. En “La peregrina”, emprenden el viaje hacia el interior y terminan en una estancia trabajando por la comida. Luego, en “Chacal Mai”, es raptada por un malón de “braucos”, que la toman de cautiva. Es rescatada por un viejo conocido, a cambio de unos caballos, y emprende otro viaje, que culmina en una tribu de aborígenes con los que vive por un tiempo. Eso se cuenta en el capítulo “ú”, que es el nombre de habitantes a la orilla del río. Y en el último capítulo, “En silencio”, termina la historia regresando al lugar donde estaba Buenos Aires.
    Creo no hacer mal en contar así la historia, ya que el mismo autor comienza la novela con un capítulo en el que entendemos que María está viva. De todas formas lo bueno es la lectura, recorrer ese camino junto con la protagonista, ver lo que ella ve, tratar de entender lo que alcanza a dilucidar, vivir semejante aventura. Cuestión que no es fácil de lograr en una novela, y que creo es un punto fuerte.
    Después están las otras cuestiones. Decir que es el viaje inverso al de tanta tradición literaria argentina, ya no del interior a la ciudad, sino de la ciudad al interior. Incluso inverso al recorrido que hace el protagonista de su novela anterior. Y al mismo tiempo es un viaje en la historia, es un retroceso hacia el pasado, donde todo lo que sucede a medida que avanza la trama parece sacado del historia argentina, las divisiones políticas, las guerras, las estancias, los indios.
    Logra Mairal, además, en medio de toda la reflexión que implica semejante viaje, momentos muy literarios. Como los puentes colgantes entre edificios del centro. Las curaciones a un soldado que caminó desde Olhavarría. La noche en que María salvó las cría de una comadreja que dormía con ella en el hueco de un ombú. También recuerdo una larga fila de ciegos, tomados por el hombro, guiados por un tuerto, rebeldes ajusticiados por algún régimen. Las cabezas de cinco niños castigados por usar un automóvil. Y luego, cuando María ya vive con los indios, las imágenes se vuelven más ligadas a la naturaleza, como cuando cuenta sobre el cruque, un hombre que creen animal y que vive en una laguna. Una extraña ceremonia en la que un árbol suena como un instrumento de la tierra. Dos hombres que, teniendo atrofiada la parte inversa de sus cuerpos, se atan y aprenden a vivir como un solo individuo.
    Tiene tantas cosas, es tan intensa, que no queda más que recomendar su lectura. Explicarla es tan complejo como tratar de dar otras referencias literarias. Pensé por momentos en La carretera, de MacCarthy; y en El oficinista, de Saccomanno, por esa vocación de futuro apocalíptico de ciudad. Pero luego está la pobreza y el hambre, y parece una novela social. Después la literatura gauchesca, las estancias, escenas que retoman el tema de El matadero y La cautiva. Y los viajes, que por momentos hace pensar a los cronistas extranjeros que contaron la conquista del desierto, o en Una excursión a los indios ranqueles. Luego, cuando María vive cerca del río, con los indios, me parecía estar leyendo El entenado, de Saer. También pensé en Naufragios, de Alvar Nuñez Cabeza de Vaca, aquel conquistador que perdió todo y terminó como único sobreviviente después de vagar por el interior de una América inhóspita. 
     El año del desierto es un libro complejo, profundo, que hace reflexionar al lector sobre la historia del país, sobre el futuro, y sobre los argentinos. Y que además lo hace a través de una historia entretenida y bien contada. Mairal es una sorpresa. Una fiesta de la literatura.


    La orilla del río
    Sobre Salvatierra
    Retoma Mairal la vida del pueblo a orillas del río, como en el comienzo de Una noche con Sabrina Love. El hijo de Salvatierra regresa después de la muerte de su padre, un empleado del correo que en todo su tiempo libre se dedicaba a pintar. Lo hizo durante sesenta años y el resultado fue una extensa pintura en la que retrató su vida y la de su entorno. La búsqueda de las telas del año 1961, desemboca en el descubrimiento de algunos detalles ocultos en la vida familiar.
    Es la más sencilla de las novelas de Mairal. Y la más corta. Un texto breve, bien escrito, en el que se ve el oficio de un buen escritor, y su especial talento para detectar los detalles importantes. Además tiene un buen final. No merece la injusticia de ser comparada con las anteriores, sobre todo con El año del desierto.

lunes, 20 de febrero de 2012

Los hijos únicos, de Manuel Crespo, Gárgola, 2010, Buenos Aires. 



Amigos de pueblo

    Con esta son tres las novelas que he leído de la colección Laura Palmer no ha muerto, de Ediciones Gárgola. Es una editorial que da oportunidades a jóvenes escritores, y tiene uno de los pocos concursos del que se habla bien. Esta novela de Manuel Crespo obtuvo el primer puesto en la edición 2010.
    Se trata de una novela extensa, narrada en primera persona, pero casi plural, porque cuenta los días de un grupo de amigos en un pueblo del interior. Pepi, quien cuenta la historia, Lucas, Ramón y Mario. Lo que ya parece un género en sí mismo, el tema de los primeros años de juventud, los 90’, el tránsito a la adultez. Pienso en los que he leído, Los mantenidos, de Lezcano; y Los años felices, de Robles. Y en Casas, que aparece como el primero, aunque reflejando otro momento, con sus cuentos sobre la barra de amigos en Boedo.
    Todo transcurre en Campo Labrado, desde que están cursando cuarto año y conocen a “la yunta”, un grupo de amigos de quinto. Luego es casi todo referido a lo vivido en el pueblo, interrumpido por la enfermedad y muerte de la madre de Lucas. También hay un viaje de egresados, y después otro de mochileros hasta Ushuaia. Es este último Lucas decide irse a vivir a Chile. Para entonces Pepi ya está estudiando en Buenos Aires, donde luego se quedará a trabajar de periodista. Los amigos se separan.
    Luli, el protagonista y narrador, cuenta los hechos que ya transcurrieron, desde su presente en Buenos Aires, ubicado varios años más allá de la historia del pueblo. Quizás por eso el texto tiene un dejo de distanciamiento. El lector no va descubriendo la historia con quien la cuenta, y entonces, por momentos, se tiene la sensación de leer un diario íntimo.
    Por eso la novela toma vuelo cuando algunos personajes cuentan una historia. Es el caso de Ramón que en una reunión de amigos explica con detalle cómo “se levanta una rolinaga”; Lucas contando un accidente de camión en un camino de montaña; Luli recordando el día que pasaron en la laguna de los Pirán. Y sobre todo, cuando Lucas cuenta su discusión en Chile con su patrón, casi el único momento de conflicto y tensión de la novela, junto con la pelea con su padre.
    Creo que ese es el problema de la novela, que no hay casi conflicto, que se trata de un mundo idílico, sin problemas, y por eso aburrido, donde lo único que importa al protagonista es contar esa adolescencia larga y sin sentido.
    Un párrafo aparte para el hecho de que el narrador también sea escritor. Otro más de la larga lista. Puede ser que se trate de algo personal, pero ¿todos los protagonistas de las novelas van a ser escritores? Yo creo que la novela puede ser muchas cosas, y también un artefacto con el cual reflexionar sobre la escritura, pero no necesariamente, siempre, con el mismo recurso del narrador-protagonista-escritor.
    El punto límite en esta novela es el capítulo siete, donde se reflexiona acerca de Faulkner, y la influencia del autor norteamericano en la escritura del narrador. Es demasiado, y muy difícil hacer un análisis serio a partir de un nombre como ése, aunque más no sea para la sola mención de los escenarios donde los escritores ubican a sus personajes.
    Parece muy crítica esta reseña, aunque en verdad creo que no está tan mal la novela. Tiene problemas, como los que tiene todo texto de todo escritor joven. Pero tiene virtudes también, algo que no siempre ocurre. Cuando cuenta, sin preocuparse por lo que el mismo narrador llama el marco, y el lector logra entrar en el ritmo, aparece la mejor literatura.

lunes, 6 de febrero de 2012

Los amigos soviéticos, de Juan Terranova, Mondadori, 2009, Buenos Aires.
Lejos de Berlín, de Juan Terranova, Aquilina (Negro Absoluto), 2009, Buenos Aires.



Dos de tres

    Para completar mejor mis lecturas debería haber leído la última novela de Juan Terranova, Hiroshima, del 2011, pero no he podido encontrarla. Me faltó también Música para rinocerontes, un volumen de cuentos editados en Bolivia; Peregrinaciones, uno de crónicas, y El Ignorante, el único de poesía. De todas formas ocho libros de un mismo autor es un buen número, y entre ellos están casi todos los géneros.
    Quiero hacer una referencia a la diversidad de editoriales en las que están publicados los textos, que parece obedecer a una estrategia del autor, ya que las hay pequeñas, jóvenes, casi desconocidas, hasta las más importantes del país y alguna del exterior. Como si deliberadamente buscara llegar a públicos distintos y ampliar su universo lector, dentro, claro, de lo posible en la literatura. Es saludable, no a todos los escritores les interesan sus lectores.


Argentina y Rusia
Sobre Los amigos soviéticos

    Si se leen sólo los títulos, pareciera haber dos series en la ficción de Terranova: el caníbal, el bailarín de tango, el pornógrafo, el rockero (Rufus), el ignorante; y la otra, soviéticos, Berlín, Hiroshima. Después lo que no es ficción: Notas de un viaje a Italia, Alcalá, del Cerro, Peregrinaciones. Suenan parecidos, eso llama la atención y dan ganas de señalarlo, pero no creo que estén en una serie salvo en las crónicas.
    Hay una unidad, sí, pero es en la escritura. Los amigos soviéticos es un libro hecho con la misma materia que El caníbal, es una novela muy parecida a aquella. Quizás sea cierto que los escritores siempre están reescribiendo el mismo texto, que todo lo que está en el origen vuelve a retomarse. Claro que es una novela más lograda, el oficio es otro.
    Se parecen en que tratan de dos amigos que conversan y reflexionan, en este caso, el narrador, un escritor argentino de apellido italiano, y su amigo Volodia, un joven ruso. Hay también alguna similitud, en el formato, con El pornógrafo. Los temas sobre los que hablan casi siempre están referidos a la actualidad y la historia rusa. La novela no desarrolla una historia, sino que es la sucesión de los encuentros entre ellos y otros amigos, del ruso, y algunas personas de su comunidad, o la novia del escritor. No hay tampoco una historia de amor entre el escritor y su novia, las mujeres en la obra de Terranova son inteligentes, pares de los personajes, pero la conquista amorosa o el asunto sexual con las parejas estables no es central.
    Lo importante, el motor de la narración, es ese narrador-lector, voraz, observador curioso y atento de todo lo que cree digno de rescatar y poner frente a nuestros ojos. Una buena metáfora de ello es cuando con su amigo soviético suben a la terraza y observan a través de la mira del rifle de aire comprimido, a veces Volodia dispara. Después compran también un telescopio.
    Lo que observa la novela es la Argentina. A través de los breves comentarios de su amigo y la curiosidad por los restos de la Unión Soviética y su historia, se analiza nuestro país, en medio de la crisis del Gobierno actual con los ruralistas (llama mucho la atención que aparezca Cristina, por ejemplo), y también la crisis mundial del capitalismo. Hay un anclaje, lateral, pero muy fuerte en el presente.
    En cuanto a esas pequeñas historias que se narran, las hay extraídas de Internet, Wikiperdia, You Tube, Google; pero también de casi todos los diarios del mundo, Clarín, La Nación, La Razón, New York Times, El País, La Vanguardia, Le Monde, Corriere Della Sera, una revista rusa, otra argentina. Llama la atención, porque esa cantidad de medios gráficos citados, terminan por redondear ese anclaje en la actualidad del que hablaba más arriba.
    Se cuenta sobre los primeros astronautas rusos en llegar al espacio, sobre el primer escritor ruso en ganar un Nóbel, sobre el millonario ruso más importante del petróleo, sobre el caso del espía envenenado en Londres. También sobre un Pappo siberiano y otros grupos de música, sobre un coleccionista de arte ruso perseguido y asesinado, sobre un activista que atenta en museos. Se cuenta la trama de algunos libros rusos de ciencia ficción y la historia personal de escritores. Se llega a trascribir diálogos enteros de Infierno Rojo, la primer película norteamericana que se proyectó en la Plaza Roja, protagonizada por Schwarzenegger. Aparecen dibujos animados rusos, pornografía rusa, comida rusa, chistes rusos.
    El cuerpo del texto se conforma de estas historia, pequeñas, interesantes, logradas, algunas -casi todas- sobre hechos reales, otras traídas a nosotros como experiencias de los protagonistas, bien verosímiles. Los encuentros entre los amigos van tejiendo el texto. Pienso que se trata de la manera en la que las obras clásicas retoman relatos orales. Una historia hecha de historias. Y hay mucha observación de los detalles, que le da profundidad a la novela. También buena escritura de los diálogos, convincentes, atractivos, pícaros. Una novela que entretiene, atrae y te lleva hasta el final en un viaje por Rusia y Argentina.


Argentina y Alemania
Sobre Lejos de Berlín

    Esta novela es muy diferente a las otras de Terranova. En esta no hay fragmentación, o sólo diálogos, o textos de otros géneros. Aquí es todo narración. Trescientas cincuenta páginas de novela pura y dura. Podría decirse que se parece un poco a sus cuentos, en tanto es una historia más tradicional en su estructura.
    Con respecto al tema que trabaja, se parece a Los amigos soviéticos, ya que en la comparación y la visión de un extranjero, se analiza una determinada realidad argentina. En este caso se trata de un abandonado espía nazi, Bruno Ritter, que tiene una falsa identidad suiza: Louis Danton. Durante el año 1946, en el comienzo del gobierno de Perón, y la dispersión mundial de los alemanes después caída de Hitler, se desarrolla una historia con rasgos de policial.
    Un empresario judío y una austríaca, Ingrid Kart-Mayer, le encargan a Danton investigar el asesinato de Fabiani, un empresario del espectáculo que aparece asesinado en su departamento con dos de sus bailarinas. En el recorrido de esa investigación, Terranova nos muestra el amplio espectro de personajes porteños de la época. Un payaso de circo sádico, una bailarina sensual, un comunista del que Danton se hace amigo, otro soldado que llega en un barco, un relojero que lo ayuda, un vendedor de arte escondido en el Tigre, un arqueólogo nazi llegado desde Bolivia, sindicalistas, guardaespaldas torturadores, curas que trabajaban para el gobierno alemán.
    Se cuenta, también, bastante de la organización del régimen alemán, sobre como traficaban con obras de arte, qué fabricaban en cuanto a armas de última generación, y sobre los campos de exterminio de judíos. En cuanto a Argentina, se describe muy bien el clima político de la época, con respecto a la postura en el contexto internacional, y en lo referido a las distintas fuerzas en el ascenso de Perón. Hay un especial detalle en el 17 de octubre de 1945, ya que Danton es fotógrafo y toma sus fotos ese día. Y también una descripción del conflicto que plantea en los sindicalistas marxistas el ascenso de un militar que dará a los trabajadores derechos que ellos reclamaban.
    Como conclusión, estamos ante un texto con formato clásico, en donde el policial le da forma y es su guía, pero el contenido trasciende esas fronteras para mostrarnos una época y el origen del peronismo argentino. Es todo narración, pero con ella Terranova hurga en lo desconocido, compara, muestra otro mundo y nos hace pensar cuestiones que todavía están sucediendo.

jueves, 26 de enero de 2012

Mi nombre es Rufus, de Juan Terranova, Interzona, 2008, Buenos Aires. 
El pornógrafo, de Juan Terranova, Gárgola, 2005, Buenos Aires. 
El caníbal, de Juan Terranova, Ediciones Deldragón, 2002, Buenos Aires. 



Dentro de las novelas

    Son tres de las cuatro primeras novelas de Terranova, sólo falta El Bailarín de Tango. Escritas entre 2002 y 2008. Al leerlas me ha sucedido algo bueno. Porque creo que cuando un lector se acostumbra a leer toda la obra, o casi toda, las cosas cambian. Es más fácil entender de qué viene la cosa. El hilo conductor de las primeras obras de Terranova, para mí, son las pequeñas historias. Contadas oralmente por sus personajes, reproducidas a través de noticias, extraídas de Internet, en una lista de apariciones religiosas o en otra de los asesinos seriales. Como sea. Después está el sexo, y sus variantes. Y después los medios masivos, incluido el mundo digital. También la amistad, dijo el autor en una entrevista reciente, y tiene razón, nunca faltan un par de amigos en sus textos.


    La ficción, que todo lo atrapa
    Sobre El caníbal

    Es el relato de los sucesivos encuentros entre un joven escritor de apellido Terranova y otro, Villegas, ya experimentado, que le dice que leerá su primera novela y lo contactará con algún editor.
    Más de la mitad de El caníbal consiste en charlas y discusiones entre ambos escritores, en los que generalmente Villegas le da a leer noticias, ya que sostiene que allí se encuentra la verdadera literatura de hoy en día. Así aparece la reproducción de una noticia sobre el hijo de un artista español que asesina a su madre, otra sobre un hombre al que encontraron muerto frente al televisor cinco años después de haber fallecido, una referida a un ermitaño que vivió diez años en una cueva, el asesinato de un hombre peruano al que mataron por errar un penal, la noticia de un asalto en Mar del Plata que termina con la muerte de una anciana bajo la mirada de su hermano sordomudo.
    Después hay otras, referidas a la televisión: un suicidio en vivo, la historia de un ciudadano israelí que ayudado por la BBC encuentra a su familia para después asesinar a sus hijos, un asesinato de un hombre norteamericano después de declarar en televisión su amor homosexual.
    Villegas luego desaparece y Terranova queda en contacto con un editor viejo: Marconi. A él entrega una obra que escribe rápidamente y la firma con el nombre de Villegas. La obra es publicada. La novia de Terranova le cuenta la novela antes de irse a España y está llena de las mismas historias de aquellas noticias.
     ¨Argentina se cae a pedazos¨, dice un funcionario del FMI en el diario, en otra noticia el politólogo francés Alain Touraine dice “Argentina es un país que no existe”. En medio de la crisis más profunda del país, sobrevive la literatura, en los diarios, en las revistas, en los libros, en las cartas, más allá de los géneros y las ideas. Como dice el personaje: “Subsiste en la obsesión de algunos con la forma de la ficción y en la conciencia de todos, para poder relacionarnos con el mundo, en la forma que el mecanismo mediático le imprima.”
    Toda una declaración, sobre los medios y sobre la literatura. En ese momento los diarios, las revistas y la televisión. Aún no estábamos conectados a Internet.
    La novela, diez años después, resiste una lectura y entretiene. No todos los textos los logran. Es el germen de una obra que comienza. Las historias sobreviven. 


    Los secretos del mundo
    Sobre El pornógrafo

    Es la segunda novela de Terranova. Es un texto extraño. Casi exclusivamente construido con diálogos de Chat entre dos amigos. Aquí tampoco hay una historia, las historias aparecen a través de las voces de Mirko, un ginecólogo que cumple guardia en horario nocturno, y Nemo, un fotógrafo de diario que también hace guardia por la noche. En sus horas de desvelo, conversan.
    Así, se cuenta la historia de sus parejas: Cecilia, una enfermera que Nemo conoció por Internet, y de Vera, una joven que Mirko conoció en una fiesta. También, y acaso la más importante, la historia del pornotraficante Mauricio, novio de Samanta, la prima de Vera.
    Además se cuenta una excursión de Nemo a un galpón del gran Buenos Aires, donde se hacen peleas de “vale todo”, fotos de un futbolista que se suicida, una noche en un hotel alojamiento donde miran a través de la cerradura de una puerta. Luego, historias sobre el registro de dominios de Internet, un viaje a Paraguay a comprar pornografía, detalles sobre clientes excéntricos en cuanto a gustos sexuales.
    Nemo deja su trabajo para dedicarse exclusivamente a los pedidos que Mauricio le hace, y Vera deja a Mirko. Todo parece desintegrarse, pero finalmente nos encontramos con buen final. Al igual que en El Caníbal, los dos amigos concluyen escribiéndose una carta, en este caso un mail, donde recomponen su relación, y explican cómo han encaminado sus vidas.
    Es una novela de lectura ágil y atrapante. Sin darnos cuenta, estamos en medio de una charla nocturna y secreta entre dos jóvenes que descubren un personaje que pertenece a un mundo oculto, el de la pornografía. Hay un poco de amor y abandono, también de amistad. 


    Los sonidos de Birmania
    Sobre Mi nombre es Rufus

    Tiene este libro características que lo podrían ubicar en una serie con los otros dos: un texto fragmentario, la ausencia de una historia rigiendo la novela, la inclusión de textos provenientes de otros registros (mucha letra de canciones en este caso), la casi ausencia total de una historia amorosa, la presencia de relaciones de amistad entre hombres.
    Y lo principal, un rosario de pequeñas historias con la que se va armando la novela, en Mi nombre es Rufus, referidas a cada uno de los integrantres del grupo punk Birmania. Javi, el cantante y escritor de las letras, que terminará perdido por las drogas, o en el Bolsón, o en el extranjero. Kike, el bajista, que fue el primero en abandonar el grupo. El Mono, que tocaba la batería. Y el narrador, guitarrista del grupo, nacido en 1970.
    El secreto es el narrador. Aunque se podría decir que siempre lo es. Aquí cuenta desde un lugar algo marginal, y lúcido. Hay una similitud con otros textos de Terranova. Quiero decir que bien podría haber elegido la voz del cantante y líder, pero en cambio, elige un observador, casi neutral y muy analítico. Un narrador que intenta comprender las cosas, desde un lado y desde el otro. Me recordó al cronista de La Virgen del Cerro y al de El diario de Alcalá, pero también un poco los narradores de la ficción, a los que no les suceden muchas cosas, y desde esa situación casi pasiva, con los ojos bien abiertos, pueden contar.
    Lo que se narra en esta novela es “la curva del punk”. Desde el inicio en el que dos adolescentes del industrial se juntan con sus instrumentos por primera vez, pasando por el momento en el que logran cierto éxito, después de tocar y tocar, y de grabar y de hacer giras por el interior, hasta el final y la decadencia, claro. “Seguimos vivos y sufrimos la energía centrífuga de la curva del punk. Esa curva que te saca del camino y te pone literalmente en otra parte”. Es un pequeño conflicto, cuando todo aquello termina y los protagonistas se encuentran con hijos, comprando un departamento, en el supermercado eligiendo pañales. 
    Un libro bien de ciudad, del Buenos Aires de fines de los ochenta y los noventa. Un libro referido obviamente a la música, con infinitas referencias a lo que sucedió y se dijo en ese mundo. Pero aunque el tema lo define, y lo diferencia, como en todos sus libros, el autor trata de indagar, de alcanzar ese fondo de las cosas que trasciende el tema. Y lo logra, cuando terminamos de leer sabemos que el libro no sólo se trataba de música.

domingo, 15 de enero de 2012

Diario de Alcalá, de Juan Terranova, Pánico el Pánico, 2010, Buenos Aires.
La Virgen del Cerro, de Juan Terranova, DeBolsillo, Editorial Sudamericana, 2007, Buenos Aires.
Pornopunk, de Juan Terranova, Paradoxia libros, 2011, Buenos Aires.



Fuera de las novelas

    Elegí estos textos para comenzar a leer la obra de Juan Terranova. Yo tenía Lejos de Berlín. Y no compraba otras novelas porque estaban un poco caras o porque no las conseguía, pero lo fui haciendo de a poco y ahora tengo cinco en total. Así que me decidí por los textos que no eran novelas, a manera de introducción. Fue una sorpresa, encontré una mirada atenta, mucho compromiso con los temas, algo de humor. Y en los cuentos, una muestra de su ficción.
    Quiero marcar un detalle que me parece está en todos estos textos. Es cierto afán enciclopedista que encontré en los libros, incluso en el de ficción. Apostaría que escribe con la pestaña de Wikipedia siempre abierta. Pensé en Terranova como un peregrino de la web. Un recurso algo borgeano, pero sin el acartonamiento de la Enciclopedia Británica, con el que muchas veces logra hacer de sus textos una recorrida por el mundo y sus cuestiones.


Notas de un invitado
Sobre el Diario de Alcalá
    Es un libro maravillo este pequeño conjunto de anotaciones sobre la estadía de Terranova en España. Fue en 2009. Las noticias sobre el desempleo ya comenzaban a tomar los diarios. Una universidad invita a varios escritores latinoamericanos a una especie de residencia que incluye el momento en que se entrega el premio Cervantes. Aparecen los Reyes, escritores reconocidos, agentes, editores, empleados de entes culturales, profesores, escritores. Excursiones a museos, paseos en metro. Miles de conversaciones, tapas de por medio.
    En ese contexto, un extraño y genuino narrador nos muestra lo profundo de su pensamiento. Hay momentos de extrema lucidez, como cuando cita un comentario de Flaubert sobre Hugo, que había terminado un libro: “El viejo león todavía sabe odiar”. O cuando va con otro escritor a Puerta de Hierro y conversan sobre el Peronismo. También cuando comparten una charla con un diplomático de la Agencia de Cooperación Internacional para el desarrollo, referida a los países centrales, Latinoamérica y la cultura.
    Entretenido, sincero y profundo. Gracioso por momentos. Muy recomendable.


Un cetón moderno
Sobre La Virgen del Cerrro, María Livia y el milagro de la fe.
    “Un cetón es una obra literaria que se compone utilizando versos o fragmentos extraídos de una o más obras anteriores.”, cuenta Terranova en el Epílogo. Y es también, dice, la historia de dos peregrinaciones a Salta, para presenciar “las actividades que se realizan alrededor de la Virgen del Cerro”.
    Para quienes no conocen la historia, se trata básicamente de una mujer salteña que ha presenciado a la Virgen María. Se llama María Livia Galliano de Obeid, y desde 1990 recibe estos mensajes, que debe trasmitir a los peregrinos. También recibió la orden de levantar un santuario en el cerro. Es allí a donde acuden cada sábado los creyentes cristianos, a lo que llaman la Oración de Intercesión, una bendición que, a través de María Livia, los hace caer al suelo, y en muchos casos parece curarlos.
    Las apariciones se hicieron muy conocidas, y un grupo de laicos comenzó a organizar las excursiones y los encuentros en el Cerro. Se ha convertido en el centro de peregrinación de personas de todas las provincias, e incluso de países vecinos.
    Esos son los hechos. El libro es otra cosa. El libro es extraordinario.
    Lo primero que llama la atención es que el autor logra mantener un tono neutro, lejos del prejuicio que, yo creo, cualquiera tendría a la hora de enfrentarse a escribir un texto como éste. Ese tono convence al lector de que se encuentra ante un desafío, el de analizar en profundidad la fe, la vida de los hombres y sus creencias, la capacidad del intelecto.
    Me encontré con un análisis profundo desde adentro de la peregrinación, y más profundo y amplio aún de los hechos que rodean y conforman la Iglesia Católica. Recuerdo ahora la descripción de los viajes, del Convento de las Carmelitas Descalzas, del museo donde están unas momias precolombinas, las ceremonias en el Cerro. Y después el amplio resumen de las apariciones de la Virgen a lo largo del mundo, las cartas y declaraciones de los expertos en apariciones y exorcismos, y también las referidas a cuestiones de doctrina y al caso específico de María Livia.
    Por último, una referencia al origen de los textos, casi todos extraídos de Internet, como el mismo autor lo explica sobre el final del libro. Nada más para decir que ahora el desafío para los autores no es tanto la investigación como sí el oficio y el talento.
    Un libro sorprendente. Terranova nos lleva por el camino de la fe y sus cuestiones, por su historia, por su literatura; aunque los lectores, como en mi caso, no participemos de la religión, y comencemos abriendo el libro con una mueca de escepticismo. Logra, después de horas de entretenida lectura, que lo cerremos pensando que hay cosas nuevas sobre las cuales reflexionar.
    No sucede con muchos textos, sean del género que sean, traten del tema que traten.


Cuatro cuentos
Sobre Pornopunk
    Es un libro pequeño, de la colección de literatura erótica. En una prosa con buen ritmo, ágil pero cargada de datos y referencias a situaciones similares a los temas principales de los cuentos. Y con bastante sexo. Todos los cuentos en primera persona, aunque en el primero y en el último el narrador no es el protagonista.
    Pornopunk, sobre un adicto a Internet y sus experiencias sexuales con una mujer que conoce a través de la web. Hablame de lagartos, sobre la breve relación de una artista y el narrador. Me das miedo, Lucía; sobre el masoquismo en una relación entre dos jóvenes. Y Siempre tendremos Lisboa, sobre un italiano con una novia celópata.
    Y son cuentos nuevos, de hace meses. Se nota. Por los temas, por el contexto. Literatura de hoy, los temas de siempre. Un buen libro para introducirse en la ficción de Terranova.

viernes, 13 de enero de 2012



Los años felices, de Sebastián Robles, Pánico el Pánico, 2011, Buenos Aires.



Un buen día

   Me resultó muy difícil decidirme a escribir esta reseña.
   Yo no conozco mucha gente del ambiente literario. Pero tuve la suerte de estar el día que Sebastián Robles había recibido el primer ejemplar impreso de su novela. Los que estábamos allí lo aplaudimos. Me hizo acordar a los casamientos. Yo no sabía que se aplaudía en los casamientos, y cuando se casó la hermana de mi mujer los aplausos me resultaron una sorpresa. Y me alegré. Dicen que los argentinos aplauden cuando aterrizan los aviones. En mi pueblo, en las casas donde no hay timbre, y en el campo, se aplaude para anunciarse. Y ahora pienso que cuando se baila folclore también se aplaude. Será que viene de ahí.
   El asunto es que lo aplaudimos a Robles. Fue un momento mágico, un día bueno. Con mucho significado, porque todos lo que aplaudíamos éramos aspirantes a escritores. Y ser escritor quiere decir poder publicar, encontrar lectores. Robles estaba contento. Todos estábamos así.
   Anunciación, alegría, llegar a un destino, asumir un compromiso. Todo eso significa publicar un primer libro. Todos son motivos más que suficientes para leer un libro de un autor joven. Porque pienso que en el fondo qué importa si al crítico le pareció un libro bueno o malo. Ya que al fin y al cabo no es más que otra opinión. Y la opinión va de la mano de los gustos personales, de las historias personales, de las capacidades, de los miedos, de tantas cosas.
   Digo todo esto porque a una amiga le dije que no iba a escribir sobre Los años felices porque no quería ser descortés. Lo dicho, no soy amigo de Sebastián Robles, lo he visto apenas un par de veces. Pero no es lo mismo hablar de un desconocido que de alguien que sabemos quién es, y sobre todo de quien todos dicen que es un buen tipo, y un buen escritor.
   Entonces ahí está el dilema. ¿Nunca hacer críticas malas? ¿Sólo reseñar cuando hay algo bueno para decir? ¿Hacer la reseña y disimular?
   Este asunto ya dice más sobre mí que sobre el libro de Robles. Ah, porque ese es el otro asunto, parece que todo fuera personal cuando se habla de un libro, casi como si se hablara del autor o de su hijo, y no del texto. En otra oportunidad ya lo dije, vamos a ver cuando me toque a mí, cómo me cae la crítica. Porque en la teoría está todo claro, pero en la práctica, se verá.
   No hace mucho leí una reseña de Patricio Pron, un escritor que me gusta mucho cómo analiza a otros autores. En esa reseña era muy cruel con el libro Ejércitos enemigos, de Alberto Olmos, que es el autor de un blog que también sigo y me gusta, El lector Mal-herido Inc. Allí Pron le decía, entre otras cosas, que era muy fácil criticar y no tan fácil escribir. Lo estaba esperando atrás de la puerta, como se dice en mi pueblo. Con mucha mala fe, creo.
   Cuento esto porque hay dos cosas sobre las que quiero decir algo. La primera que si la crítica es negativa, pero bien intencionada, entiendo que puede atraer lectores, ya que todos pensamos distinto y los lectores lo saben. Eso me sucedió con el libro de Olmos, por ejemplo. Además puede resultarle interesante al autor, como otro punto de vista. Y también decir que quienes reseñamos libros estamos condenados si no podemos opinar por escribir peor que algunos autores. Quién podría entonces escribir sobre Shakespeare, por ejemplo.

El libro: Estado de situación, los 90’.

  Lo primero, es un libro hermoso, muy cuidada la edición, desde la tapa y su imagen, hasta el papel y la contratapa. Es una novela que parece extensa, casi 235 páginas, pero que se lee muy rápido, porque está dividida en capítulos cortos, y hay páginas en blanco cuando cambia de capítulo. Son textos que, como el autor explica, fueron parte de un blog.
   Me preguntó cómo influirá en la ficción la escritura pensada para Internet. ¿Habrá alguna relación? ¿Modificará los textos? ¿La opinión constante de los lectores incidirá en los textos en proceso? ¿Será una nueva forma de escritura, y de escritor, alejado de esa tradicional imagen de genio literario en soledad?
   Son nuevos interrogantes que se plantean, no sólo de los nuevos hábitos de lectura, también de la escritura. Aunque de todas formas, al final, están los textos.
   En la novela se cuenta la historia de Eric, un adolescente del conurbano bonaerense que está terminado el colegio. La relación con sus amigos, Diego y Hernán, y sus historias. Éstas incluyen sus noviazgos, sus salidas nocturnas, y en el capítulo segundo, sus vacaciones en Pinamar. Al final, el primer año de ingreso a la facultad. Digamos que la etapa en la que el protagonista y sus amigos comienzan a tomar decisiones sobre sus vidas.
   Tiene un registro casi de crónica urbana. Con el claro objetivo, entre otros, de representar una época, los noventa. Aparecen los recitales en Cemento, toda la música, las películas, los capítulos de los Simpsons como fábulas que explican cuestiones de la vida, los remises y los maxiquioscos, Menem, la filmación de Caballos Salvajes.
   Está escrita, como dije, en capítulos cortos, y con mucho diálogo. Allí reside, creo, la dificultad. Son como textos cerrados en sí mismos, que cuentan una pequeña historia y hacen hincapié en algún detalle y terminan, para pasar al próximo. Esto le quita unidad al texto, sumado a que la historia es muy sencilla, por momento parece que leemos textos independientes, y no una novela. Los personajes no alcanzan complejidad. La historia no tiene un motor claro. Es como si se describiera un estado de situación, y no se contara una historia.
   Además creo que su estructura tiene un defecto, la novela va ascendiendo hasta la mitad, más o menos, en la búsqueda de Vero, la novia de Eric; y luego decae, cuando vuelven a la ciudad. Después se pone otra vez interesante, y queda casi en la nada hacia el final.
   Una novela con muchos atractivos. Y creo que con algunos defectos.
   Mis críticas se diluyen si vemos el texto no como una novela, sino como una crónica con algo de ficción. (Como toda crónica, pienso.)
   Tanto escándalo y al final no era tan grave. Las he escrito peores, y sin poner una sola excusa. Ahora me da un poco de vergüenza haber dicho tanta cosa al principio.

domingo, 8 de enero de 2012

Bilbao-New York-Bilbao, de Kirmen Uribe, Seix Barral, 2009, Barcelona.




Diario de los viejos pesqueros vascos

   Kirmen Uribe es un escritor Vasco, tiene un libro de poesía titulado Mientras tanto dame la mano, de 2001, que fue Premio Nacional de la Crítica. Se dedica a trabajar la poesía con otras disciplinas, es traductor, y escribe para The New Yorker. Esta novela es la primera que escribe y con ella obtuvo en España el Premio Nacional de Narrativa 2009.
   Es un texto que tiene todo lo que a mí no me gusta, y sin embargo no pude dejar de leerlo por un minuto y terminarlo de un día para otro. ¿Cuáles son esas cosas que no me gustan? Lo más importante, que el protagonista es un escritor llamado Kirmen Uribe, y todo lo que se cuenta es sobre su familia, y la historia de ellos y sus amigos en el pueblo pesquero de Ondarroa. Se narra también sobre la vida del escritor, congresos, viajes. No hay una historia. Y se lo hace con textos cortos, casi nunca literarios.
   Entonces, lo dicho. Así y todo, se trata de un libro muy bueno.
   ¿Cómo es posible?
   Lo primero que no es una novela, es un diario, el diario de una investigación de la historia familiar y sus alrededores. Una crónica gigante escrita por quien conoce el oficio de las palabras.
   Y además creo que hay un tema de honestidad y sentimiento.
   También de saber apreciar los detalles y buscar el momento en el que todo empezó, el origen de las cosas, como un diccionario de la vida. Entender a qué se refieren no sólo las palabras en el hecho de nombrar, sino las tradiciones, los gestos, los sentimientos, las maneras de ser de los familiares.
   Cuando Kirmen indaga sobre su familia el lector cree que va descubriendo la verdad con él. Y esos relatos orales son un punto fuerte, llenos de emoción, de historia de vida. La vida de un pescador no es una pavada, siempre hay pobreza, miedo, muerte, ausencia. Y el mar. Heroísmo. Aventuras. Y fueron pescadores su padre su abuelo. Sus tíos. Y mujeres de pescadores las de su familia. Es lo mejor.
   Después están los textos sobre Kirmen como escritor, pero sin soberbia, casi todos con el ojo puesto en historias que cuentan otros escritores. Poetas contando historias.
   Y después, a lo largo de todo el texto (me cuesta llamarlo novela), la historia de dos amigos, Bastida y Arteta, un arquitecto y un pintor, de quienes también se reconstruye su historia. Y se habla de sus obras.
   De los textos que se transcriben, quiero hacer una lista. Hay poesías, canciones, una sinopsis de una película, entrevistas, mails, resultados de búsquedas en google, partes de un diccionario de pescadores vizcaínos, un referencia a una anécdota que se cuenta en el libro Historia de Herodoto del siglo v a.C, cartas personales de Bastida a Arteta del año 1929, mensajes de facebooks, el relato de una compañera circunstancial de avión sobre un barco que llevaba esclavos a Estados Unidos, una historia de un libro de Italo Calvino, y hasta la reproducción del mural de Arteta “En la romería I” del año 1917-1918.
   Y a pesar de todo, no molesta para nada semejante conjunción de textos tan diversos. Es que tiene que ver con lo que decía antes, con la honestidad de la búsqueda y con los detalles. Hay algunos muy lindos. Que el euskera parece el mapa de un tesoro. Dos señas hechas con las manos, que ya casi nadie conoce. Dos niñas hablando ese idioma a punto de perderse mientras cazan mariposas. Una anécdota sobre la guerra de Malvinas y el idioma en las trincheras. La historia de un buzo vasco. Sobre cómo entierran los muertos en Käsmu, un pueblito de Estonia.
   En fin, recomiendo con énfasis este libro. Le va a gustar a mucha gente, y también a los poetas. Es la mirada de un poeta. Una mirada atenta al mundo que nos toca, que busca en las cosas simples, que busca en el origen, y que encuentra.

martes, 3 de enero de 2012

Los mantenidos, de Walter Lezcano, Editorial Funesiana, 2011, Buenos Aires.


El gran Buenos Aires sur 

   Lo primero que quiero decir es que he leído dos libros de esta editorial y ambos me parecieron muy buenos, uno de poesía de Lamberti, y esta novela de Lezcano. Y los dos tienen ese no sé qué de editorial artesanal. En los tiempos que parecen aproximarse, del libro digital, uno cosido a mano, entelado, numerado, con una cinta como marcador, es una delicadeza a la que todo lector debería aspirar.
   Se trata de una novela que inaugura una colección titulada El futón de Alfio Basile, a cargo de Lucas Oliveira, entiendo que contendrá textos más largos, creo que novelas.
   El texto está dividido en tres partes, dos más extensas, la primera y la segunda, y una muy breve con la que se cierra el libro.
   En Soledad, las primeras 73 páginas, Sebastián Ledesma, narrador y protagonista, cuenta su vida desde el momento en que decide dejar la casa en la que vive con su madre. Ella se enamora de Mauricio y lo invita a su hogar. Sebastián consigue una casilla en el patio de un amigo, y trabaja, al principio, de albañil, y luego de repartidor de diario. No hay casi conflicto más allá de un pelea en la que su amigo, drogadicto, sale muy lastimado con consecuencias mentales; y el extraño incidente del que no se dan muchos detalles acerca de la sospecha de que su patrón es un violador serial.
   La primera parte culmina cuando Sebastián descubre el mundo de los libros y la posibilidad de reiniciar su vida estudiando la carrera de Profesorado de Lengua y Literatura. Se presenta y aprueba el examen de ingreso.
   En Multitud, de 63 páginas, Sebastián ya no es el narrador. En tercera persona se cuenta la vida de los alumnos de un curso de séptimo de una escuela de barrio. La ausencia de profesor de Lengua lleva a Sebastián a encontrarse con ellos. Entre los alumnos hay una hija de un desempleado que se pasa los días mirando páginas pornográficas y que antes iba a una escuela privada, dos hermanos que tienen un hermano mayor preso en Batán y van a la escuela porque no quieren terminar siendo delincuentes, una madre que trabaja limpiando casas y sospecha que su hijo se dedica a robar. En ese contexto Sebastián Ledesma intenta captar la atención de sus alumnos pero un acontecimiento desafortunado lo hace fracasar y la autoridad del colegio no le renueva la licencia.
   Un párrafo aparte para la situación amorosa del protagonista. En la primera parte se lo muestra llena de timidez para acercarse a las mujeres, y en la segunda dejando atrás una relación en la que llegó a convivir con una mujer. No hay historias de amor, y cuando aparece es sólo un recuerdo.
   En la tercera parte, Compañía, se cuentan cuatro breves pasajes en la vida de cuatro de los personajes. Una alumna que queda embarazada y su amiga y su hermano la ayudan. Otra alumna, la que asistía al colegio privado, encuentra en un tercer colegio la música que le gusta. El hijo de la empleada doméstica, recibe la noticia de que sus amigos se han vengado contra el policía que de un balazo le sacó un ojo. Sebastián Ledesma, a la muerte del marido de su madre, recupera la casa que reclamaba como propia. Tristes compañías, de una realidad triste.
    Lo que menos me gustó es que no haya una historia bien definida, sino más bien una descripción de la situación. Por eso, cuando aparecen algunos sucesos, como lector me quedo con ganas de más. Porque aunque hay veces que está bien trabajar con lo que no se dice, no está bien como regla. Hay al menos tres eventos de los que querría haber sabido más. Sobre el asesino de ancianas, sobre cómo se hizo de novio Sebastián si no podía ni hablar con las mujeres, sobre el asalto en el que Fito perdió un ojo Cuando narra hechos así, como la paliza a su amigo y su internación, el texto crece mucho. Será que soy de pensar que la literatura tiene algo que ver con lo excepcional. Pero, claro, quizás sea una apreciación personal.
   También me molestó un poco el final, esa necesidad de darle un cierre, la tercera parte suena a agregada, no parecía tan necesaria teniendo en cuenta que se trata de una novela que describe más que nada. Esas cuatro historias bien podrían estar incluidas en el segundo capítulo, porque no son finales. Y sobre todo la de Sebastián, con esa especie de recurso meta-literario en el cual él empieza a escribir el texto que estamos leyendo.
   En resumen, creo que es una buena novela, barrial, profunda, atenta, considerada. Sobre la dificultad de convertirse en adultos trata el primer capítulo, y sobre los problemas de la educación en el contexto de la pobreza y la marginalidad el segundo. Sin sermones, sin golpes bajos, con las grandes tristezas de las personas, y con las alegrías, que siempre son más pequeñas. Honesta, y de alguien que sabe sobre lo que está narrando. Y hay que decir que es muy buena, si tenemos en cuenta que se trata de la primera novela de este autor.

lunes, 2 de enero de 2012

Padres, hijos y primates, de Jon Bilbao, Salto de página, 2011, Madrid.



Estilo España

  Es un escritor joven español del que ya había oído antes. Joven, no sé, el año próximo cumplirá cuarenta. Creo que sería joven. Ahora acaba de publicar esta novela, bastante elogiada. Es ingeniero y licenciado en filología inglesa. Tiene dos libros de cuentos y una novela del 2008 que se titula El hermano de las moscas.
  Es una novela rara. Escrita como a mí no me gustan mucho, muy formal, en tono bastante neutro, casi sin licencias, ni metáforas, ni comparaciones, mucha descripción sosa, un lenguaje llano, un narrador muy prolijo.
  Primera reflexión, textual, del cuaderno de mis notas:
  “Un día discutimos en un taller sobre los personajes y sus características. Alguien decía que es muy difícil que el personaje principal fuera un oficinista, porque no les pasa nada. Citamos ejemplos contrarios, que obviamente hay. Porque entre los que andamos en literatura es un vicio el ejemplo en contrario.
  Algo similar creo que ocurre con el libro de Bilbao. Voy leyendo por la página 76 (de 160), digamos casi la mitad, y no sucede nada. Joanes, el protagonista, trabaja en una empresa de aire acondicionado. Fue alumno de ingeniería, se casó, una hija, un suegro pesado. Nada. Lo único, que está en México y huye de un huracán. Pero nada. Y lo peor de lo que sería una larga introducción, es que da a pensar que todo será así. Que ya pasamos de la introducción y no aparece el conflicto, ni nada“.
  Para ser justos el libro mejora luego. Como si hubiera ido preparando el terreno para dar el golpe, pero el asunto es llegar hasta allí.
  Lo bueno comienza, creo, en la 126. Un negro de dos metros entra en una construcción abandonada donde han ido a parar Joanes, su exprofesor y la mujer de éste. Todos huyen del huracán, pero el negro trae un machete en una de sus manos y una cadena en la otra, de la cual va atado un chimpancé. No diré más. Ya que desde entonces comienza lo mejor. Antes hubo algunas páginas interesantes, en un hotel lleno de mexicanos, pero tampoco tanto.
  Lo que digo, entonces, es que parece poca materia para una novela, poca historia. Como si fuera la historia apropiada para un cuento. He pensado en eso, y en otros textos que se parecen, cuentos llevados a novelas. Los dicho, ejemplos hay para todos los gustos.
  Una última cuestión en la que quiero detenerme es en el recurso que tiene todo escritor de forzar un poco la historia a través de la casualidad como detonante de la historia. En este cado hay un abuso de ese recurso. Recuerdo un diálogo de una película, en el que un anciano guionista le cuenta a una amiga más joven cómo hacía para inventar un encuentro en el que dos personas que se conocían. Decía: “Estaban las dos en una tienda, comprando un piyama, la mujer pedía la parte de arriba, el hombre la de abajo, se miran, ya está”. Hasta ahí está bien, creo, hay una necesidad de cierta delicadeza.
  El protagonista, Joanes, se encuentra en una carretera interior de México con un viejo profesor suyo de ingeniería pidiendo que lo lleven. Se trata de la persona a quien culpa del fracaso profesional de su vida. Es esa la primera, en la segunda, Joanes atropella a chimpancé hembra andando en un camino en medio de la selva Luego será el animal que anda buscando aquel negro que entra en medio de la noche a la ruina. Parece demasiado.
  A pesar de tantas críticas, es bueno asomarse a otro tipo de literatura. No tan pretenciosa como muchas veces es la de autores jóvenes argentinos. Muy dispuesta a contar una historia, a que esa historia se entienda, y a que signifique algo más. Y las últimas paginas, cuando hay conflicto y diferencias, el asunto se vuelve muy jugoso. No es mucho, no es poco.